jueves, 9 de octubre de 2014

Alfred Jarry: Dos especulaciones


Alfred Jarry - Dos especulaciones 









LA CERVELLE DU SERGENT DE VILLE

ON n’a point oublié cette récente et lamentable affaire: à l’autopsie, on trouva la boîte crânienne d’un sergent de ville vide de toute cervelle, mais farcie de vieux journaux. L’opinion publique s’émut et s’étonna de ce qu’elle jugea une macabre mystification. Nous aussi, nous sommes douloureusement ému, mais en aucune façon étonné.

  Nous ne voyons point pourquoi on se serait attendu à découvrir autre chose dans le crâne du sergent de ville que ce qu’on y a en effet trouvé. C’est une des gloires de ce siècle de progrès que la grande diffusion de la feuille imprimée; et en tous cas il n’est point douteux que cette denrée s’atteste moins rare que la substance cérébrale. À qui de nous n’est-il pas arrivé infiniment plus souvent de tenir entre les mains un journal, vieux ou du jour, que même une parcelle de cervelle de sergent de ville? À plus forte raison serait-il oiseux d’exiger que pussent en présenter à toute réquisition une tout entière ces obscures et peu rémunérées victimes du devoir. Et d’ailleurs, le fait est là: c’étaient bien des journaux.


Alfred Jarry, por Sebastiano Zampini

EL CEREBRO DEL AGENTE DE POLICÍA

  NADIE ha olvidado este reciente y lamentable asunto: en el momento de la autopsia, se encontró la caja craneana de un agente de policía vacía de todo rastro de sesos, pero llena de diarios viejos. La opinión pública quedó conmocionada y sorprendida por lo que consideró una macabra mistificación. También nosotros estamos dolorosamente conmocionados, pero de ninguna manera sorprendidos.

  No vemos por qué se esperaba descubrir en el cráneo del agente de policía algo distinto de lo que efectivamente se encontró en él. La gran difusión de los periódicos es una de las glorias de este siglo de progreso; y, en todo caso, no cabe duda de que este producto resulta menos escaso que la sustancia cerebral. ¿Quién de nosotros no ha tenido muchísimo más a menudo en las manos un diario, atrasado o de la fecha, antes que, aunque más no fuese, una pequeña porción de sesos de agente de policía? Con más razón aún, sería ocioso exigir que esas oscuras y mal remuneradas víctimas del deber pudieran presentar, cada vez que se lo requiriese, un cerebro entero. Y, por otra parte, el hecho está allí: eran, realmente, diarios.